Un día decidió que iba a coleccionar abrazos, así que muy contenta empezó a organizar las cosas que necesitaría para guardar eficazmente el efecto y la fuerza de cada uno, cuando de pronto se dio cuenta de que su última pieza -pero también la más codiciada- sería el tan temible abrazo del oso.
Este cuento está genial e inquietante.
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