jueves, 23 de julio de 2009

¡Hora de la pizza!

Si naciste en la década de los ochentas o antes, probablemente recuerdes una serie animada bastante entretenida llamada "Las tortugas ninja (o Teenage mutant ninja turtles pa' los gringos)". Todos los chavitos soñábamos con tener nuestro muñequito de las tortugas, o de perdida las armas de su tortuga favorita.
¿Recuerdan que tenían nombres de artistas del renacimiento?
Mi favorita era Raphael.


Michellangelo, Leonardo, Raphael y Donatello

Pues resulta que en el frenesí consumista, muchos, pero muchos niños quisieron su tortuga real (tal vez con la fantasía, o convicción, de que al crecer se convertiría en una grandiosa tortuga que supiera artes marciales) y lo más a la mano eran las tortugas japonesas, vulgarmente conocidas como Trachemys scripta elegans.
Una vez que los niños crecían y se hartaban de sus tortuguitas, o las descuidaban y los papás no sabían qué hacer con ellas, inteligentemente eran lanzadas al drenaje. Las que sobrevivían, llegaban a lugares de donde no eran originarias, y poco a poco se empezaron a reproducir.


Somos unas lindas tortuguitas

El problema es que comenzaron a proliferar, desequilibrando el ecosistema al que llegaban y ahora estas tortuguitas están consideradas entre las primeras 100 especies invasivas.
Hay que pensar bien en si es la mejor idea comprarle al hijito un ser vivo que necesita cuidados, y más aún, soltarlos en ecosistemas que no son suyos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario