domingo, 12 de junio de 2011

Gavy

Era un sueño o una visión, no noté mucho la diferencia. De lo que sí estoy segura es que era un recuerdo: la palabra "Gavy" escrita en un papel de cuaderno, con lápiz y en una caligrafía muy bonita.
-Es el nombre de mi mamá.
-Pues yo pensé que se llamaba Gabriela.
-Sí, pero así le decimos de cariño, y así se escribe.
Ese día yo había recibido dos revelaciones: la primera, que a las personas se les pueden dar nombres cortos, y la segunda, que los nombres exóticos usaban esas letras que nunca ves en otros lados, como la y.
Cuando le conté a mi mamá que ya sabía escribir "Gavy", me corrigió: "Si Gabriela, el nombre largo, se escribe con b, "Gavy" no puede ser con v, sino con b. Las letras no cambian entre los nombres cortos y los nombres largos".
Y después brinqué hasta el día de hoy, en que vuelvo a ver muy nítidamente, mientras estaba en el patio de la primaria a la hora del recreo, la hoja de cuaderno con la palabra Gavy. Y me acordé de esa persona tan especial que me había compartido el nombre corto de su mamá conmigo, que fue alguien que estuvo conmigo en la primaria, y que en algún momento prometió que no se iba a separar de mí. Que nuestra amistad duraría para siempre.
Hoy nos encontramos de nuevo, y extrañamente pareciera que nos dejamos de ver sólo unos minutos. Me confesó tener recuerdos muy lindos de cuando visitó mi casa, que fue la única vez que su mamá le permitió visitar una casa ajena, y de acordarse de mí todos los días. Creo que los pensamientos pueden ser tan fuertes que atraen a las personas a los lugares a donde pertenecen, y aunque no nos hemos visto en 20 años, estoy segura de que me espera una gran reunión con mi mejor amiga de la primaria, a quien espero no volver a perder jamás.





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