miércoles, 18 de agosto de 2010

Monstruos sin nombre

Una historia de horror extraña. Incluye final que hace reflexionar.


"No necesito un nombre. Soy feliz aún sin nombre, porque somos monstruos sin nombre".
No significa que nos resignemos a lo que nos toca tener, sino a estar contentos con lo que la vida ha decidido que nos va mejor.

2 comentarios:

  1. Se fué la luz, Agnes aterrada sale corriendo de su casa, se queda sentada afuera de la puerta, hay un escalón en el que se puede sentar perfectamente.
    Estira los piecitos, y mira cómo poco a poco la oscuridad cede y sus pupilas dejan entrar la poca luz que rebota de las estrellas sobre todos los objetos que forman su planeta.
    Se da cuenta que todo está en silencio, Agnes tiene una manía por despertar un par de horas antes de que salga el sol, mover cosas en su casa y hacer creer a todos que hay un monstruoso fantasma en la casa que cambia el azucar por la sal y le pone granos de café al chocolate. Un día le puso pólvora a los cigarros de su padre, con su madre nunca se mete, siempre se resbala, siempre se le queman las cosas o se le borran los documentos, siente que con eso ya es suficiente, le gustaría poder hacerle algo al fantasma que siempre le revuelve todo a su madre.
    Agnes es bien linda, muy rara.
    Sentada a las 4 de la mañana afuera de su casa, a la mitad de un sórdido y tremendo apagón, todos duermen y ella lo hara en unos minutos, solo quiere encontrar a ese fantasma en la madrugada. Cree haberlo viso hace 2 noches escondiendo el celular de su mama, no lo alcanzó cuando lo vio, y este dia queria ponerle una trampa con galletas de chocolate, un apagón frustró sus planes.
    Resignada y retorciendo la boca, fuera de su casa comienza a llover, a Agnes le vale y se deja mojar, mientras trata de entender lo que dicen todos los letreros de las cosas que están fuera de su casa, no le gustan, escucha unos pasos que vienen a su derecha, mira unas siluetas que se acercan por la calle haciendo cantos muy raros, vestidos con impermeables naranja y veladoras, unos tienen mascaras, otros trapos, su canto es bien triste, pasan frente a ella y no la miran, siguen con sus cantos, son muchos, a ella no le perturba. "Hola" no le contestan "holaaa" y no le contestan, Agnes tiene sueño y ya quiere regresar a su cama despues de sus planes frustrados y las rarezas de la calle... "estan disfrazados de sueños, pero sus disfraces son muy feos, yo los haría todos juntos en el mismo día", y los caminantes extraños paercieron no entenderla y siguieron su procesión hasta desaparecer en las calles del fondo.
    Agnes ya con sueño se quedó bajo la lluvia hasta que dejó de escuchar los pasos de la procesion cantora. Regresó dentro de su casa oscura, la electricidad no regresará en un buen rato, entró a buscar pegamento y del refrigerador sacó una enorme charola de rollos de sushi.
    Frente a la puerta de su habitación empezó a pegar los rollos de sushi en la puerta. uno tras otro, hasta que los pegó todos.
    Agnes regresó a dormir, aun le quedaban varias horas de madrugada para descansar a pesar de su ropa mojada, sonreia, se sintió aliviada de por fin decir algo que sentía.
    Escribió "Odio tokio" con los rollos de sushi en la puerta.

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  2. Que se llame Tarapatip tip tip tip tap, es un nombre muy malvado malvado de malvavisco

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